Edificio Aduana de Antofagasta. Antofagasta - CHILE
El edificio de la Aduana de Antofagasta tiene su origen en el tratado firmado entre Chile y Bolivia en 1866, que fijó el límite entre ambos países en el paralelo 24, y que dispuso el reparto en partes iguales de los impuestos provenientes de las empresas guaneras y mineras existentes y por crearse entre los paralelos 23 y 25, que demarcaban la zona en disputa. La aplicación de las cláusulas económicas de este arreglo imponían a Chile la necesidad de contar con un edificio público de calidad. Se decidió emplazarlo en el puerto de Mejillones, centro de la actividad guanera.
La falta de recursos que ofrecía Mejillones para construir un edificio de las características requeridas, y el deseo de hacer una obra de prestancia, llevaron a las autoridades chilenas a encargar la obra a la firma Wetmare y Cía., quien la construyó en Valparaiso, en forma modular. En 1868 se trasladaron las partes prefabricadas al lugar de destino, donde ya se habían construido los cimientos, armándose orientada hacia el mar la llamada Casa de la Intervención Chilena.
Se decidió trasladar la construcción de Mejillones a Antofagasta, luego de que en 1885 una serie de edificios públicos de esta última ciudad, -recién incorporada al territorio chileno luego de la Guerra del Pacífico-, fueran destruidos por un incendio. Antofagasta estaba por entonces en pleno auge salitrero, y el edificio a trasladar se consideraba ya entonces una obra de gran belleza, que daría realce a la ciudad. Se encargó del desarme, traslado y rearme, además de la construcción de los nuevos cimientos, la firma de don Eduardo Orchard, que realizó la tarea en 1888. A partir del año siguiente y hasta 1966 el inmueble albergó la Aduana local.
La Aduana de Antofagasta es un edificio de dos pisos, en forma de "U", abierto a un espacio central que constituye el patio de acceso y circulación; del centro de él nace una escalera que se bifurca hacia ambos lados, permitiendo el acceso al segundo piso, que en su totalidad es recorrido por un balcón. El edificio mira al mar. Los cimientos son de piedras de tipo graníticas; el pino oregón es el material de los sobrecimientos, los cielos, los pisos, la escalera de acceso, barandas, escuadras, puertas y ventanas. Los muros están estructurados con pilares y diagonales de pino oregón, y rellenos con tierra arcillosa mezclada con paja. La cubierta es de plancha acanalada de fierro galvanizado.
La Aduana posee características propias del tipo de arquitectura de la costa norte que tuvo su más extensiva manifestación en el puerto de Iquique; se trata de una arquitectura en madera que se distingue por el uso de elementos tales como el balcón, la doble azotea, la balaustrada y las molduras. Este estilo corresponde al que floreció en Estados Unidos a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX, basado en el "georgian", y que se extiende a diferentes lugares de América gracias a la inmigración, expresándose en variaciones de acuerdo a las condiciones locales.
En 1976, en virtud de un acuerdo entre el Consejo de Monumentos Nacionales y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, el edificio fue restaurado por el especialista Eduardo Muñoz González, pasando a albergar las dependencias del Museo Regional de la Universidad del Norte, y las de la oficina regional del Servicio Nacional de Turismo.